miércoles, 9 de octubre de 2013

LOS HÉROES DE LA ANTARTIDA.

Hace unos cien años, el explorador noruego Roald Amundsen consiguió ser la primera persona en llegar al Polo Sur geográfico, adelantándose a su gran rival, el británico Robert Scott, por 28 días de diferencia.
La carrera estaba dividida en dos partes, justo a la mitad del recorrido. En una primera parte, los corredores partían desde la base central de la prueba, situada a unos 700 kilómetros del objetivo, hasta llegar al único punto de control de que dispone la organización para los corredores y que está situado justo a mitad de camino, es decir, a 350 kilómetros de la línea de salida y de la línea de meta.
En este punto, los corredores disfrutaban de 24 horas de descanso, además de abastecerse de agua y comida para el resto del camino. A partir de este punto, volvieron a iniciar un recorrido de 350 kilómetros que les llevó hasta el mismo punto que Amundsen coronó el 15 de diciembre de 1911.
Por el camino, los 51 competidores tomaron ya la salida tuvieron que enfrentarse a las fuertes rachas de viento que sacudían la zona, que incluso llegaron a los 120 kilómetros por hora, así como a las gélidas temperaturas, que alcanzaron cotas en esta época del año de hasta -40º.

Otro de los aspectos más arriesgados de la prueba es la fecha de llegada. El comienzo tenía una fecha asignada, si bien, desde la organización se apunta que los primeros corredores deberían llegar a la línea de meta a mediados del mes de febrero, o lo que es lo mismo, tras dos meses de periplo en pareja por la Antártida.



El 1 de noviembre de 1911, una expedición británica inició el penoso viaje de casi 1.300 kilómetros a través del más frío y alto continente de la tierra hacia el Polo Sur. Cinco hombres sufrieron y superaron unas condiciones increíblemente duras y todo para encontrarse con que los noruegos habían plantado ya su bandera en el polo apenas unas semanas antes.
El capitán Robert Falcon Scott, el teniente Henry Bowers, el suboficial de marina Edgar Evans, el capitán Lawrence Oates y el doctor Edward Wilson murieron en el viaje de regreso, de hambre y congelación, a sólo unos 18 kilómetros de un depósito de provisiones. En noviembre de 1912, un equipo de rescate descubrió sus últimas cartas y sus diarios, que relataban una historia de valentía, sufrimiento y sacrificio que conmocionó al mundo.
En las últimas décadas ha continuado la encarnizada controversia acerca de si Scott fue el último de una serie de grandes exploradores de la época victoriana decididos a descubrir tierras desconocidas o, por el contrario, un inepto cegado por su ambición personal.

HÉROES DE LA ANTÁRTIDA - Mecano

18 enero de 1912 el capitán Scott
acompañado de Evans, Wilson, Bowers y
Oates, alcanza el polo sur. Pero fracasa
en la hazaña de ser el primero, sobre el
punto de latitud 0 ondea ya la bandera
noruega del explorador Amundsen.
Exhaustos y fracasados emprenden el
regreso.
16 de febrero polo su,r
cinco ingleses por el desierto azul,
Evans va ultimo de la fila
y colgada de su mochila
va la muerte dispuesta a demostrar
que una vez muerto
no se esta mal en aquel lugar
no hubo lapida
si hubo platica
que dios salve la reina
gloria eterna a los héroes
de la Antártida
6 de marzo y Oates no puede mas
son sus pies dos cuchillas de cristal
de arrastrase en algunos tramos
tiene heladas también las manos
pero nadie le quiere abandonar
y mientras duermen
sale al paso de la eternidad
No hubo lapida
si hubo platica
que dios salve la reina
gloria eterna a los héroes
de la Antártida
30 de marzo
aquí acaba el diario
de Bowers, Wilson y Scott
que las ayudas que nunca nos llegaron
vayan a los que quedaron
nuestros hijos nuestras viudas
como un inglés
mueren tres.
No hubo lapidas
no hubo platicas,
no hubo dios,
ni hubo reina,
solo nieves eternas
en la Antártida.






El capitán Scott.

El capitán Scott, durante su expedición en la Antártida














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