LOS HÉROES DE LA ANTARTIDA.
Hace unos cien años, el
explorador noruego Roald Amundsen consiguió ser la primera persona en llegar al
Polo Sur geográfico, adelantándose a su gran rival, el británico Robert Scott,
por 28 días de diferencia.
La carrera estaba dividida en
dos partes, justo a la mitad del recorrido. En una primera parte, los
corredores partían desde la base central de la prueba, situada
a unos 700 kilómetros del objetivo, hasta llegar al único punto de control de que dispone la organización
para los corredores y que está situado justo a mitad de camino, es decir, a 350
kilómetros de la línea de salida y de la línea de meta.
En este
punto, los corredores disfrutaban
de 24 horas de descanso, además de abastecerse de agua y comida
para el resto del camino. A partir de este punto, volvieron a iniciar un
recorrido de 350 kilómetros que les llevó hasta el mismo punto que Amundsen
coronó el 15 de diciembre de 1911.
Por el
camino, los 51 competidores tomaron ya la salida tuvieron que enfrentarse a las fuertes rachas de viento que sacudían la zona, que incluso llegaron a los 120
kilómetros por hora, así como a las gélidas temperaturas,
que alcanzaron cotas en esta época del año de hasta -40º.
Otro de los aspectos más arriesgados de la
prueba es la fecha de llegada. El comienzo tenía una fecha asignada, si bien,
desde la organización se apunta que los primeros corredores deberían llegar a
la línea de meta a mediados del mes de febrero, o lo que es lo
mismo, tras dos meses de periplo en pareja por la Antártida.
El 1 de noviembre de 1911, una expedición británica inició
el penoso viaje de casi 1.300 kilómetros a través del más frío y alto
continente de la tierra hacia el Polo Sur. Cinco hombres sufrieron y superaron
unas condiciones increíblemente duras y todo para encontrarse con que los
noruegos habían plantado ya su bandera en el polo apenas unas semanas antes.
El capitán Robert Falcon Scott, el teniente Henry Bowers, el suboficial de marina Edgar Evans, el capitán Lawrence Oates y el doctor Edward Wilson murieron en el viaje de regreso, de hambre y congelación, a sólo unos 18 kilómetros de un depósito de provisiones. En noviembre de 1912, un equipo de rescate descubrió sus últimas cartas y sus diarios, que relataban una historia de valentía, sufrimiento y sacrificio que conmocionó al mundo.
En las últimas décadas ha continuado la encarnizada controversia acerca de si Scott fue el último de una serie de grandes exploradores de la época victoriana decididos a descubrir tierras desconocidas o, por el contrario, un inepto cegado por su ambición personal.
El capitán Robert Falcon Scott, el teniente Henry Bowers, el suboficial de marina Edgar Evans, el capitán Lawrence Oates y el doctor Edward Wilson murieron en el viaje de regreso, de hambre y congelación, a sólo unos 18 kilómetros de un depósito de provisiones. En noviembre de 1912, un equipo de rescate descubrió sus últimas cartas y sus diarios, que relataban una historia de valentía, sufrimiento y sacrificio que conmocionó al mundo.
En las últimas décadas ha continuado la encarnizada controversia acerca de si Scott fue el último de una serie de grandes exploradores de la época victoriana decididos a descubrir tierras desconocidas o, por el contrario, un inepto cegado por su ambición personal.
18 enero de 1912 el capitán Scott
acompañado de Evans, Wilson, Bowers y Oates, alcanza el polo sur. Pero fracasa en la hazaña de ser el primero, sobre el punto de latitud 0 ondea ya la bandera noruega del explorador Amundsen. Exhaustos y fracasados emprenden el regreso. 16 de febrero polo su,r cinco ingleses por el desierto azul, Evans va ultimo de la fila y colgada de su mochila va la muerte dispuesta a demostrar que una vez muerto no se esta mal en aquel lugar no hubo lapida si hubo platica que dios salve la reina gloria eterna a los héroes de la Antártida 6 de marzo y Oates no puede mas son sus pies dos cuchillas de cristal de arrastrase en algunos tramos tiene heladas también las manos pero nadie le quiere abandonar y mientras duermen sale al paso de la eternidad No hubo lapida si hubo platica que dios salve la reina gloria eterna a los héroes de la Antártida 30 de marzo aquí acaba el diario de Bowers, Wilson y Scott que las ayudas que nunca nos llegaron vayan a los que quedaron nuestros hijos nuestras viudas como un inglés mueren tres. No hubo lapidas no hubo platicas, no hubo dios, ni hubo reina, solo nieves eternas en la Antártida. |


El capitán Scott.

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